viernes, 30 de julio de 2010

Profecías


Miquel Barceló, con su primitivismo rupestre a flor de pincel, vaticinó hace dos años desde su Barcelona espiritual la estocada definitiva para esta barbaridad que los ahora magnánimos defensores de la libertad siguen empeñándose en llamar arte. Le encargaron el cartel para la feria de Sevilla e hizo este pinchito negro con los colores de la Nación. Como era esperable, los que entonces tragaron con la obra ya están cacareando lo del nacionalismo separatista catalán, etcétera, etcétera. Cuando una parte de la humanidad da un salto cualitativo hacia su coherente humanización, el resto cacarea por lo común porque la querencia de la costumbre es fortísima.

domingo, 18 de julio de 2010

Los cochazos ya no molan

Uno entiende que, hasta cierto punto, sea decisivo para la clase política –para mantenerse como tal, quiero decir– prodigar gestos de austeridad cuando al pueblo llano no le llega ya ni para pipas. Al fin y al cabo, la democracia es un sistema que hace germinar a sus dirigentes del mismo pueblo, aunque a ellos y a nosotros se nos olvide a cada rato, dadas las consolidaciones en los sillones de mando y el profesionalismo en que se ha convertido eso de meterse a administrar el dinero de todos. Pero hay extremos que rozan la inteligencia provocándonos la risa, una risa contagiosa de esas que se van amortiguando hasta que uno se queda completamente serio, rayano con lo triste.

Uno de esos colmos colmados ha sido la supresión de turismos de alta gama del Catálogo de Vehículos Homologados que contiene la relación de coches autorizados para su adquisición y uso en la administración de la Junta de Andalucía. A partir de ahora, los mandamases del Gobierno andaluz no podrán ir de un sitio para otro en coches de lujo, así que en los próximos días podrán ver ustedes al presidente y a sus consejeros bajándose de un Seat Ibiza o de un Ford Fiesta para inaugurar algunas de las ferias estivales que han quedado por los pueblos, de esas que no han suprimido todavía pero cuya baja potencia en alumbrado quizás haga posible disimular el cochecito cañí del que se baje el menda o la menda.

Se acabaron, pues, los Audis y los Mercedes de cuya puerta trasera se han venido bajando los consejeros, los viceconsejeros, los delegados, los subdelegados, los diputados y los alcaldes de tronío medio abrochándose la chaqueta mientras el guardaespaldas sostiene marcialmente la puerta del cochazo. Todo eso era un gasto insostenible a estas alturas. Además, con la supresión de estos carros de alta gama sería incongruente desde el punto de vista estético que se mantuvieran los chóferes y guardaespaldas. Imaginénse ustedes la misma escena pero con un Peugeot 205. Indico marcas para engrasarles la imaginación. Con la nueva flota de vehículos antilujo debería ser el propio político el que condujera el coche, el que aparcara cerca del acto y el que se bajara dando un portazo campechano. La campechanería se lleva muy bien con estas épocas de recesión.

Hasta aquí todo parece muy gracioso, pero a uno le asalta también la tristeza cuando encuentra cierto paralelismo en la trayectoria que parecen seguir los políticos y la que no han tenido más remedio que seguir también en los últimos años toda esa tropa de jovenzuelos del taco en el bolsillo y el BMW derrapador. La diferencia estriba, claro está, en que los chavales que chuleaban con esos cochazos por las esquinas fueron engañados por el sistema laboral, por el banco y por los políticos, mientras que estos últimos dejan sus carros de alta gama a la sombra del garaje hasta que soplen mejores vientos y nada más.

El juego es el mismo que el que practican ciertos políticos de pueblo de cara a la galería demagógica de la gente que sólo ve un segmento de sus andanzas, cuando frecuentan bares populacheros de precios bajos después de venir en AVE desde Madrid porque la niña quería una faldita del Mango de la capital, que por aquí abajo no la traen. AVES de ida y vuelta en la misma tarde y cena grasientilla entre el populacho que observa la sencillez. Hasta a Obama le sale de maravilla cuando devora su hamburguesa preferida frente a las cámaras.

Y uno, que creía que aquellos cochazos de lujo no respondían a las vanidades del pueblo sino a concienzudos criterios de seguridad de los altos cargos, se queda ahora anonadado, con sonrisilla de estúpido mientras mira a los políticos anunciando tantas medidas de ajuste, ajustando hasta su propia seguridad en favor del pueblo.

  • Este artículo se publica también en el nº 2.022 del semanario Cambio16, así como en el nº de septiembre de la revista Cambio Financiero.

jueves, 15 de julio de 2010

Lapidación

Ojalá la lapidación fuera sólo un ejemplo curioso de paronomasia con depilación, como a mí siempre me ha parecido. Paradójicamente, cabe pensar que en esos lugares horrendos donde se practica esta condena cruelísima podrían lapidar a una mujer por depilarse, pues los caminos de estos extremistas del machismo exacerbado son verdaderamente inescrutables. La lapidación, consistente en arrojar piedras contra la víctima enterrada hasta por encima de los senos para conseguir su muerte, nos llega a la mayoría de los occidentales por el texto evangélico de Juan, en cuyo capítulo octavo se cuenta cómo presentan a una mujer adúltera a Jesús para preguntarle qué debían hacer con ella y así sorprenderlo en un renuncio, pues todos sabían lo que decía la Ley. La sorprendente respuesta de Cristo lo convierte en un auténtico revolucionario no sólo por su promoción del perdón, sino del sentido común: "El que no tenga pecados, que tire la primera piedra". La sentencia cristiana queda grabada en nuestra cosmovisión de occidentales razonables, seamos o no cristianos, pues todo el mundo entiende que no debe erigirse en juez de nadie si no quiere ser juzgado, máxime cuando el juicio se establece tan hipócritamente.

La lapidación se podría haber extinguido con aquella máxima de Cristo, pero no fue así, y cada cierto tiempo nos desayunamos la noticia de que en determinado país oriental han lapidado o van a lapidar a alguien, normalmente a una mujer. Téngase en cuenta que en países como Irán o Somalia, que encabezan el dudoso honor de poner en práctica esta condena más que otros, todos los jueces, por definición, son hombres; que el valor de un testigo es mucho mayor que el de una testigo; y que en muchos casos la mujer ha llegado a ser lapidada por el delito de haber sido violada. Aunque uno entienda esta última frase en pasiva, es decir, con sujeto paciente, violado, el corporativismo masculino llega por esos lares a tal punto, que cuando la mujer denuncia a los violadores, la confabulación autoproteccionista de los machos desemboca en la acusación de adulterio, que es un delito inapelable. De ahí a la consiguiente lapidación hay solo un paso.

Sakineh Mohammadi Ashtiani, una iraní de 43 años y madre de dos hijos, ha sido acusada de adúltera y de cómplice en el asesinato de su marido. Como es de suponer, nada queda claro ni en contra ni a favor de dichas acusaciones, pero sí queda clarísimo que pretenden lapidarla. La página freesakineh.org ha conseguido ya casi 90.000 firmas en apoyo a su rescate, pero nada le garantiza la salvación. Como ella, otras seis mujeres y tres hombres esperan la misma suerte en esta república islámica que gobierna Mahmud Ahmadineyad. Mientras transcurren acuáticas las vacaciones en este mes de julio de 2010 para tantos billones de occidentales, la lapidación sigue siendo una práctica común de andar por casa en esta Persia milenaria que tan sólo ha cambiado de nombre.

Desde Occidente, y desde nuestro país particularmente, se movilizan grandes masas y grandes esfuerzos porque un equipo de fútbol ha ganado el Mundial; e incluso se recupera la bandera de España, tan vilipendiada por los fascitas, para que la enarbolen todos los españolitos de bien que tengan ahora fe en la Roja -de un bermellón que ya nada tiene que ver que los rojos, claro. Desde Occidente, y desde nuestro país particularmente, se revoluciona la red de redes por un beso esperable entre el mejor portero del mundo y la re-portera más sexy del país, que dicen que son novios. Desde Occidente, y desde nuestro país particularmente, no se hacen grandes esfuerzos, ni gubernamentales ni ciudadanos, para evitar que estas mujeres atrapadas en el hoyo de un país tan lejano de la Democracia en el que vinieron a nacer, por casualidad, se desangren una vez que le partan el cráneo a pedradas, lentamente. Diremos que cada país es soberano y toda esa sarta de gilipolleces. Que esto no es como la Bolsa o el fútbol, que nos compete a todos, claro.

  • Este artículo se publica asimismo en el nº 2.017 del semanario Cambio16.

viernes, 18 de junio de 2010

Saramago, saudade


Ha muerto José, el premio Nobel portugués de la Literatura que siempre se trazó con carboncillo ético, comprometido. Ha muerto Saramago, el escritor tardío que explotó de creacionismo cuando todavía no era tarde para elaborar una magistral obra ética y estéticamente admirable e interesadísima por el Humanismo con mayúscula, por ese afán de conocer al ser humano que le ha llevado a enseñarnos desde la Caverna de Platón hasta la última ráfaga de ese Caín que nuestra cultura maldice y él ha redescubierto como nuestro semejante, nuestro hermano, que dijo hace ya tanto Baudelaire. Este literato lusitano, antes de elaborar un quinto Evangelio según Jesucristo y su enésima novela sobre la ceguera humana, tan tristemente recurrente, había imaginado una Europa empapada de iberismo en naufragio continuo, y tal vez por eso su pensamiento conecta tan bien con nosotros los españoles, porque en su cosmovisión, a pesar de tanta saudade, no existe ningún abismo entre los hermanos que habitamos la Península, o las Islas Afortunadas, en cuyo epicentro espiritual llamado Lanzarote –celda marina y privilegiadamente retirada– ha tanto que gusta de vivir con una sevillana, periodista como él, ahora ya viuda y traductora no sólo de sus palabras.

Descanse en paz.

lunes, 14 de junio de 2010

El asqueroso circo de los niños en la tele

Hay cosas que no tienen gracia, aunque haya quien se ría y quien aplauda. Colocar a un niño en un plató televisivo, que es la cocina fundamental de tanto despropósito social, es un acto malvado que requeriría una justa reprimenda no sólo por parte de las instituciones pertinentes, sino de la sociedad civilizada en su conjunto. Lo que ocurre es que la saturación de tanto mal gusto y la relativización absoluta de la vida en torno a la caja tonta, que todo lo bendice y sacraliza, acaba narcotizándonos hasta límites nunca sospechados. Hay familias que hacen negocio con el chiquillo porque toca el tambor, canta como la Jurado o se tira pedos, y quiero pensar que no las empuja un afán puramente lucrativo, sino una confusa nube de vanidad, irresponsabilidad e inconsciencia. Hay niños que salen en televisiones públicas (insisto en que no son privadas) haciendo los payasos, muchos de ellos sin maldita la gracia y todos sin voluntad para decidir nada, ante las estúpidas carcajadas de la audiencia, incluidos sus progenitores. Qué grande y qué paradójico se hace este sustantivo en tal circunstancia: progenitor. Hace tiempo que todo el mundo sabe que la crisis que sufrimos no es sólo económica. Y no quiero con esto hacer moralina barata, sino denunciar una afrenta contra nuestra sociedad adulta en ciernes, contra lo más valioso, indefenso y tierno que tenemos.


"Me duele este niño hambriento / como una grandiosa espina", dijo Miguel Hernández de aquel chiquillo yuntero que le valió como metáfora universal de la explotación infantil. Hoy podríamos quitar o metaforizar el adjetivo hambriento para seguir actualizando el poema como sentimiento denunciador. En el Tercer Mundo, los niños no conducen yuntas sobre el indomable terrón, sino que apuntan con armas o arman zapatillas para críos pijos de las antípodas. En nuestro Primer Mundo, a nadie parece empacharle que rellenen morbosamente la parrilla de manera insufriblemente rentable. La tele, ese gran invento maquiavélicamente utilizado por los poderosos que consiguen manipularlo a su antojo, se convierte a ratos, cada vez más a menudo, más casi siempre, en un mundo virtual de los adultos desconsolados, frustrados, que cambian lo que podrían hacer en sus vidas por lo que hacen los personajes de la pantalla, sobre todo los esperpénticos prototipos que viven de serlo. Y nadie les enseña a los niños y niñas que el esperpento es el tope al que el ser humano no debería llegar jamás, aunque ello sirva para ganar dinero. Nadie les enseña a los niños que el vil metal, como se llama hipócritamente al dinero, no sirve para doblegar la alta esencia y alta estima en que debe tenerse al género humano. Esto parecen cursilerías, y así nos va.

La Fiscalía Superior de Andalucía, al hilo del caso Marta del Castillo que tantos menores ha llevado y traído, entre chicas de 14 años que se quedan embarazadas o no de asesinos y chavales que cuentan cómo violar lo que haga falta, incluida la ley, ha dicho alto y claro que es "ilegal" la difusión de imágenes en que aparecen menores, voluntariamente o apoyados por sus padres, hablando de hechos delictivos en los que han participado o aportando información suplementaria sobre los mismos. La intervención de la Fiscalía se debe a las apariciones en televisión, y en horario protegido, de dos niñas de 14 años hablando de Marta y motivadas para alimentar el morbo que producen estos hechos. Las menores tuvieron que contestar a preguntas como “si estaba embarazada como consecuencia de las relaciones sentimentales que mantenía con el asesino confeso”, “si le constaba que su ex novio 'le fue infiel' con otras menores”, “si se sentía avergonzada por haber mantenido relaciones con un presunto asesino” y un largo etcétera propio de un cuestionario con alguna zarrapastrosa habitual de los indeseables programas que giran como periodismo sin que entren en la rueda o noria de lo que mínimamente se entiende, académica, creativa y responsablemente, por ello.

La Fiscalía andaluza da un severo toque de atención a los medios de comunicación cuando se llega a los extremos, pero no ataca la semilla, y la regañina me parece infructuosa a la luz de tanta contaminación social, educativa, cultural y por supuesto económica en ese vector indestructible que parece existir entre la televisión y la realidad. Mientras se siga idolantrando absurdamente a personajes por el mero hecho de salir a ese otro lado de la pantalla, sin más, será difícil que la sociedad recrimine estos comportamientos y ampare convenientemente a los niños, incluidos éstos en su transición a la madurez. ¿Qué demonios significará madurez?
  • Este artículo, con el título de "El circo de la tele pide niños", aparece también como apertura de la sección de Sociedad del nº 2.013 del semanario Cambio16.

jueves, 10 de junio de 2010

Una ballena gris


Últimamente, porque me leí no hace mucho Moby Dick y porque me intereso por la literatura bíblica, la ballena como concepto, como forma, como tema literario me está apasionando mucho. Y heme aquí que encuentro por la prensa la noticia fascinante de una ballena gris avistada en las costas de Barcelona, después de que hace 20 días fuera vista en el litoral israelí. Las dos costas en las que han visto a esta ballena solitaria del Mediterráneo no pueden ser más míticas. Barcelona como espigón occidental e Israel como extremo simbólico de Oriente Medio. Entre ambos puntos, un cetáceo, tan mitológico desde Jonás, aparantemente perdido en aguas cálidas. Los expertos dicen que es probable que la ballena entrara por el Norte, por mor del deshielo del Ártico, al Atlántico, y de aquí, por el Estrecho, a los confines del Mediterráneo. Y que ahora esté haciendo el viaje inverso. Sobrecoge imaginar cómo un ser vivo tan impresionante recorre el globo en cuestión de días o meses, submarina y silenciosamente, mientras nosotros, en superficie, hablamos de la crisis y la reforma laboral. También dicen que este tipo de ballena se extinguió a comienzos del siglo XVIII. ¿Y si la ballena no fuera atlántica, sino pacífica (del Pacífico, quiero decir) y estuviera pasando revista por las antípodas?

jueves, 27 de mayo de 2010

Mimar a la banca

Cuentan los viejos, de cuando eran churumbeles de familias numerosas, numerosas de las de antes, o sea, de las de verdad, que siempre había uno en casa más débil, más delgadito, con carnes más flacas y peores pelos al que no sólo la mamá le tenía reservado el mejor bocado. "Esto, para mi José, que es el más endeblito". Y aquel crío al que la naturaleza había marginado, de momento -porque luego daba el estirón y al chiquillo ya no lo conocía ni la madre que lo parió-, se llevaba el trocito más magro de carne, la fruta más en su punto y hasta la onza de chocolate que no había para los demás. Y todo eso porque las mamás y los papás del mundo están para contravenir la ley natural, o sea, la ley del más fuerte, que dijo Darwin.

Los gobiernos en Democracia, especialmente los socialdemócratas, adquirieron gustosos el sobrenombre metafórico de Papá Estado, tal vez porque su proceder se aproximaba al de los papás que mimaban especialmente al que más lo necesitaba. Pero está claro que eso ha sido en tiempos de bonanza, que es cuando es más fácil ser solidario, comprensivo y generoso. Ahora que la crisis sigue deparándonos latigazos insospechados; ahora que la lista del paro tiende a más infinito; ahora que hay millones de parados sin esperanza y de empresarios con la cabeza bajo el ala; ahora, digo, se mima a la banca. ¡El mundo al revés! Tal vez porque la dichosa crisis lo ha puesto todo boca abajo, en vez de primar más que nunca la lógica de la protección, priman aquellas enigmáticas palabras evangélicas que rezaban: "Al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene...".

El gobierno da palos de ciego, decíamos hace semanas, pero es que esto clama al cielo de los ciegos que no quieren ver. ¿Cómo es posible que el Gobierno -el nuestro, y no ha sido el único- inyectara a la banca hace poco más de un año casi 100.000 millones de euros con la ingenua intención -sin compromiso por escrito- de que el dinero pudiera volver a fluir en una sociedad aletargada y ahora prohíba a los ayuntamientos pedir crédito a esa banca que el Ejecutivo rescató? Hace tan sólo unos meses se criticaba a los bancos porque no daban crédito -para hipotecas, para que miles de empresas pudieran funcionar- a pesar del rescate público del que habían gozado después de que ellos habían iniciado precisamente esta crisis galopante. Esa crítica pululaba no sólo por los bares sino por el Congreso de los Diputados.

Pues bien, en medio de la tormenta deficitaria a la que el Gobierno no sabe ya cómo hacer frente sino cargándose toda su política socialista de la A a la Z, aprovechando incluso el dinero de los viejecitos que lo cotizaron con el sudor de su frente tanto tiempo ha, se deja caer ahora con un decretazo que puso en jaque a los consistorios de todo el país: la prohibición de pedir crédito a los bancos hasta 2012, es decir, durante el período que se sigue previendo más angustioso de la crisis que no nos quitamos de encima. Los ayuntamientos se pusieron de urgencia a pedir crédito antes de que el decreto entrara en vigor. Al amanecer, este Gobierno del donde dije digo digo diego rectificó para empeorarlo todo aún ḿas y sentenció que su decreto no entraría en vigor al día siguiente, como la bajada del sueldo de los funcionarios -por ejemplo-, sino el año que viene, o sea, que tienen los ayuntamientos todavía siete meses para endeudarse hasta las cejas, para prevenir la época de las vacas flacas del crédito.

¿Qué sentido tiene todo esto? Ninguno. Es el laberinto sintomático de la desesperación. Hay ayuntamientos, muchos ayuntamientos, que dependen del crédito no ya para sus escasas inversiones u obras y servicios, sino para pagar las nóminas de sus trabajadores. Si se les prohíbe por decreto depender de tales créditos se les condenará a condenar a su vez a la desidia a sus municipios. Si ahora se retira la medida para anunciar que entrará en vigor el primero de enero, se está incitando claramente a que pidan ahora todo lo que puedan, con cuyo exagerado alegato y cuya exagerada necesidad se estará ahondando en una de las claves de la crisis actual: el ansia financiera por encima de las posibilidades reales.

Y, por encima de todo, se les está haciendo un gran favor a los bancos, pues, después de haberles ayudado a salir de la crisis -son los únicos que ya están recuperados-, se les está barriendo gratuitamente a quienes sus responsables consideran limosneros de crédito. Es como si el Gobierno dijera: "Hemos salvado a los bancos; pues a partir de ahora, que ningún ayuntamiento vaya a molestarlos". ¿Quién puede entender esto?

  • Este artículo lo publica también el semanario Cambio16 en su nº 2.009

miércoles, 19 de mayo de 2010

Robot casamentero


Siempre me apenaron profundamente aquellas películas americanas en las que una pareja se casaba en Las Vegas por quince pavos, con cirios eléctricos y flores de plástico. Me pareció siempre el colmo de la fragilidad sentimental, el culmen del compromiso de usar y tirar. La tristeza tiene una versión en esa estampa parodiada de una pareja saliendo del garito con bombillas de colores... Peor aún me sabe el casamiento que ahora sale en la prensa presidido por un robot. Un cura robot, o un ministro de la ceremonia robotizada. Ha ocurrido en Japón, el extremo oriente de la tecnocracia para seguir desorientándonos.

Decir sí a un robot es como decir sí frente al microodas, frente a la plancha, en la soledad doméstica que a veces nos insufla la inspiración precisa para nuestros sueños más allá del umbral de casa. Más valdría un espejo, para sernos testigos de lo que decimos. Pero en este terraplén hacia el cyborg la huella digital tiene más mérito que el churrete de un niño.

viernes, 14 de mayo de 2010

Se acabó el talante

Quienes me conocen de sobra saben que terminé totalmente mi casa en la primavera de 2007, es decir, aproximadamente cuando surgieron los primeros indicios de que la borrachera del último pelotazo en la rumbosa economía española empezaba a pasarse, a diluirse al son de los primeros parados que caían como gotas aquí y allá, mientras los no afectados miraban aún de reojo. La obra me costó un sacrificio bárbaro de casi un lustro y me dejó extenuado pero feliz, pues veía el magnífico resultado y la perspectiva halagüeña de mi boda con Marina. Así que tampoco me escocieron demasiado determinados abusos que me cobraron insultantemente por los últimos detalles... remates, decían ellos. Era la burbuja en estado puro y había que tragar.

Tan sólo unos meses después, cuando el verano de 2007 iba languideciendo, coincidí en un bar con algunos de los trabajadores que habían paseado su permanente alegría hotelera de weekend por mi trabajosa vivienda. Los noté apagados. Y enseguida hablaron del tema. Del cambio que había dado la cosa, de lo floja que estaba la cosa, de lo mal que estaba el patio. Enseguida tuve la certidumbre de que la crisis de la que todavía se hablaba con indulgencia había llegado para quedarse una gran temporada. Mis conocidos se empeñaban en apelar al nuevo año, es decir, a enero de 2008, como si el cambio anual no fuera una fiesta y un orden convencionales que nada tienen que ver con los mercados, más hechos al salvajismo natural, al darwinismo de que el grande se come al chico y punto. Pero en fin, las Navidades tampoco son para aguarle la fiesta a nadie. Por aquella época creé este blog. La gente me preguntaba por qué le había puesto ese título, y muchos interpretaron que captaba mi indolencia, que no mi anticipación.

El año 2008 fue el de la crecida bestial del desempleo, mientras el Gobierno se negaba a aceptar que crisis definiera lo que estaba ocurriendo. Desaceleración económica gustaba más.

Pasó el año y llegó 2009, después de unas Navidades más esperanzadas aún, mucho más, pues ya no había familia que no contara en sus filas con un desempleado. Muchísimas no contaban ni siquiera con un empleado. Entonces aparecieron reportajes, análisis, crónicas de mesa camilla en las que estas familias con todos sus miembros parados ganaban protagonismo. Yo mismo hice uno para El Correo de Andalucía. El año fue avanzando conforme avanzaba la lista del paro. Pero existía la prestación por desempleo. Luego vinieron los 420 euros. Y luego el replay de los 420 euros... Yo escribí entonces un artículo en este mismo blog, y que publicó Cambio16, titulado "política con minúsculas", en el que criticaba las medidas del Ejecutivo (420 euros, PlanE consistente en romper bordillos y hacerlos de nuevo, insistencia en una política social más de escaparate que eficaz...) porque me parecían pan manido para entonces y hambre para más tarde.

Ahora se ha acabado el pan, y los hambrientos tienen hecho el estómago al hambre, a esa hambre minúscula que comienza por restar caprichos y continúa, cuesta abajo, por el taperware de la suegra.

Hemos llegado al ecuador de 2010 –¡quién lo hubiera dicho en 2007!– y estamos peor que nunca. Ya sé lo de la teórica salida de la recesión y todo eso, pero atiendan al título de este blog, cuya interpretación ni siquiera usted duda, a estas alturas. Y a estas alturas nos bajan un 5% el sueldo a los funcionarios, a los trabajadores que un país tiene para que funcione, como nos ha definidio Griñán, el presidente andaluz. Escuece, claro.

Pero escuece más ver a los representantes de los sindicatos, de luna de miel hasta ahora con Zapatero, sobre el oleaje insoportable de más de 4,5 millones de parados, más parias que nunca, con las ayudas agotadas o agotándose... Estos sindicatos de los que se esparaba una protesta contundente para hacerles ver al Gobierno que la ruta era incorrecta no se han quitado la sonrisita hasta ayer. Se han puesto serios por un 5% de menos en la nómina de los funcionarios. Y que conste que yo soy uno. Y ahora sí, ahora sí vamos a la huelga porque esto es lo verdaderamente grave. Es tan grave que no vamos a una huelga general, sino a una huelga de la función pública, porque nosotros los funcionarios públicos somos los verdaderamente afectados.

El problema es tan gordo que al Gobierno no le queda más remedio que recortar por donde sabe que la tijera no yerra. El corte es más exacto que nunca; ya no valen ni los decimales, tan típicos en las míseras subidas. Un 5 es un 5.

Ya no queda talante ni en el Gobierno ni en los sindicatos. Y de la oposición mejor no hablamos, por supuesto. Esto es para tragar saliva.


sábado, 8 de mayo de 2010

Gracias, Paco


Felicidades, Paco:

Yo también fui uno de los millones de aficionados al flamenco que asomó la cabeza a esa cueva deslumbrante del ritmo y el duende a través de tu guitarra.

También yo me apasioné con el flamenco gracias a tu manera eléctrica de entender la bulería, la rumba y el tango; a tu forma candenciosa y aplastantemente humana de realizar la soleá, el taranto y el fandango.

Un servidor, como muchos, se deslizó por ti hacia la maravillosa y melodiosa senda de la música española y descubrí a don Manuel de Falla, al Niño Ricardo, a doña Marifé de Triana y a tantos genios que no lo hubieran sido para mí sin tu mano milagrosa.

Contigo descubrí a Camarón, y luego, con el tiempo, me seguí quedando contigo, escondido contigo tantas veces detrás de tu corazón malherido por seis espadas, en los días lluviosos, en las noches con música de fondo, en lo hondo.

Ahora te hacen Doctor Honoris Causa de la Música en el Berklee College of Music de Boston al considerar aquellos maestros allende el océano que tu música y tu visión artística "han influido a varias generaciones de músicos y han contribuido a difundir el flamenco entre un público internacional". Evidentemente, se quedan cortos. Cortísimos para tu toque tan largo... Qué hubieran dicho tu padre, Antonio Sánchez, y tu madre, Lucía Gomes 'la Portuguesa'...

Tu toque encierra el flamenco como arte trino y mucho más. Tu toque es la música española, concentrada como en un frasco de perfume carísimo, de valor incalculable. Tal vez porque lo que has hecho no se puede pagar, tu corazón rezuma humildad, que es la única forma de afrontar tanta grandeza, y así sueltas perlas como ésta: "Nunca hubiera venido hasta aquí para mi orgullo personal, pero es que detrás de todo esto se abre una nueva puerta al flamenco. Que una Universidad como ésta reconozca así nuestra música es una maravilla, porque llevo muchos años luchando para que cosas así ocurran”.

Tu sueño se ha cumplido, y el de muchos de los que amamos profundamente el flamenco, aunque ya hemos visto cuál ha sido tu mejor premio. Natural: “El mejor premio que me ha concedido la vida es darme una guitarra y un padre que me la pusiera en las manos, porque me ha ofrecido la capacidad de poder expresarme con el resto del mundo sin utilizar la palabra”.

¡Ole!