Se me llena la boca y el corazón cuando se me pone por delante un paisano que consigue hacerse grande desde las calles de mi pueblo natal. Miguel Ortega es un cantaor de una pieza, flamenco de verdad, no flamenquito; enamorado de los clásicos y respetuoso con el peso mayúsculo que recibe del compás de los mejores. Su único disco se titula Una mirada atrás, y dice mucho de lo que pretende expresar este cantaor de 35 años deseoso de cantar para alante. Acaba de ganar el mayor premio flamenco del mundo: la Lámpara Minera del Festival de Cantes de Las Minas en La Unión (Murcia).
Yo conocí a Miguel Ortega cuando éramos unos críos en El Círculo de mi pueblo. Creo que se llamaba El Círculo Cultural o algo así, aunque en realidad era un bar en la planta baja y unos locales arriba que servían para la protocultura o el entretenimiento que mi pueblo podía ofrecer a los chavales en la remota década de los 80. Más tarde fueron ocupados aquellos locales por los atletas y por los ajedrecistas. Cuando yo conocí a Ortega asistíamos sin saberlo siquiera a unas catequesis de evangelistas que habían aterrizado por allí, cantándonos la canción de un barco del que Cristo era el capitán. Nosotros íbamos porque jugábamos a lo que no podíamos en la calle. Un día desaparecieron aquellos misioneros del juego creativo y Ortega y yo dejamos de vernos para siempre. A lo mejor él se acuerda todavía, como yo.
Da la casualidad de que este disco que ha sacado al mercado unos meses antes de ganar la Lámpara Minera, financiado por él mismo y grabado en su pueblo y el mío, está repleto de letras escritas por un compañero en la tarea docente: José Luis Rodríguez Ojeda, al que conocí hace un par de años en el instituto de Las Cabezas de San Juan y con el que mantengo una amistad fraterna.
Estoy contento por que un conocido de mi infancia y un amigo del presente hayan hecho posible que mi pueblo, Los Palacios y Villafranca (Sevilla), salga en los papeles con letras grandes. Espero que el Ayuntamiento reciba a Ortega con los honores que merece. Aunque me temo que para ello no habría estado de más que hubiera salido en un programa-basura de la tele, como aquellas gemelas del Gran Hermano de tan aciago recuerdo, a las que recibieron por todo lo alto. La elegancia y el arte verdaderos no tienen tanto caché. Ya veremos.
Yo conocí a Miguel Ortega cuando éramos unos críos en El Círculo de mi pueblo. Creo que se llamaba El Círculo Cultural o algo así, aunque en realidad era un bar en la planta baja y unos locales arriba que servían para la protocultura o el entretenimiento que mi pueblo podía ofrecer a los chavales en la remota década de los 80. Más tarde fueron ocupados aquellos locales por los atletas y por los ajedrecistas. Cuando yo conocí a Ortega asistíamos sin saberlo siquiera a unas catequesis de evangelistas que habían aterrizado por allí, cantándonos la canción de un barco del que Cristo era el capitán. Nosotros íbamos porque jugábamos a lo que no podíamos en la calle. Un día desaparecieron aquellos misioneros del juego creativo y Ortega y yo dejamos de vernos para siempre. A lo mejor él se acuerda todavía, como yo.
Da la casualidad de que este disco que ha sacado al mercado unos meses antes de ganar la Lámpara Minera, financiado por él mismo y grabado en su pueblo y el mío, está repleto de letras escritas por un compañero en la tarea docente: José Luis Rodríguez Ojeda, al que conocí hace un par de años en el instituto de Las Cabezas de San Juan y con el que mantengo una amistad fraterna.
Estoy contento por que un conocido de mi infancia y un amigo del presente hayan hecho posible que mi pueblo, Los Palacios y Villafranca (Sevilla), salga en los papeles con letras grandes. Espero que el Ayuntamiento reciba a Ortega con los honores que merece. Aunque me temo que para ello no habría estado de más que hubiera salido en un programa-basura de la tele, como aquellas gemelas del Gran Hermano de tan aciago recuerdo, a las que recibieron por todo lo alto. La elegancia y el arte verdaderos no tienen tanto caché. Ya veremos.
7 comentarios:
hola Álvaro, me podrias decir cuando és el examen de la recuperación,porque me han dicho unos que era el Miércoles a las 10:30 y otros a las 12.
Pues el instituto está cerrado siempree, y nada que me acordé de que tenías un blog.Soy Fernando Boza.
Hola Alvaro soy Miguel Ortega. Me acuerdo perfectamente del círculo donde realizabamos dichas actividades las cuales mencionas pero no logro ponerte cara. Me gustaria saludarte y si quieres te puedes poner en contacto conmigo a traves de mi web www.miguelortega.es.
Gracias por tus palabras que me ayudan a seguir luchando por esto mundo tan difícil, pero que es toda mi vida, y gracias por todos los que os habéis alegrado por mi premio, la gente de a pie que se que estáis ahí.
Un abrazo
Miguel Ortega
Cómo me acordé de ti y cómo me alegré por ti, cuando leí la noticia en El País. Y por supuesto, enhorabuena a Miguel. Espero oírlo pronto de CERCA.
Un abrazo
Me acordé de ti cuando le concedieron la Lámpara Minera. Ya me habías hablado de él varias veces; tienes buen olfato, o quizás debería decir oído, para esto del flamenco. Mañana sábado quedaré con Antonio. Un abrazo.
Miguel, ¡cuánto me alegro de tu respuesta, y de que te acuerdes de aquellos años! Mi correo es romeroperiodista@gmail.com.
(En tu página web sólo veo una pantalla fija). Supongo que José Luis te habrá dado algunas señas de mí, por ser yo de Los Palacios también. Escríbeme en mi correo el tuyo o tu teléfono y ya nos vemos. Un abrazo.
Manuel y Javier, gracias por alegraros conmigo de la suerte de un paisano.
Y alumno Fernando, siento no saber la hora del examen. Sólo sé que es el día 2 (el jueves y no el miércoles). Yo estaré allí a las 8 de la mañana porque tengo un examen para los Bachilleratos y otro para el curso de la ESO. Vete tempranito y ya está.
Un abrazo a todos.
¡Ah, Miguel, y mucha suerte esta tarde, que sé que cantas en Andorra!
Ahora que dices lo de las gemelas, aprovecho para comentarte lo que me sorprende que a la gente le suene Los Palacios por las gemelas del Gran Hermano. Por lo menos en 4o 5 ocasiones he tenido que escuchar "anda coño, de donde las gemelas de gran hermano" cuando he dicho cía de donde soy. Como si aquí (bueno, allí, jeje) no hubiera nada mas interesante.
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