domingo, 14 de noviembre de 2010

Se fue Berlanga, pero queda su mirada


Ha muerto Luis García Berlanga, tal vez el director español que mejor supo captar el ser de los españoles en la pantalla del cine, al modo en que lo hizo Antonio Machado en sus versos más descarnados, y un tanto parecido a como nos veía con su mirada ácida el loco de Valle-Inclán. España siempre ha necesitado de estos visionarios para verse a sí misma retratada, como colectivo de gente impulsiva que necesita hablar a voces, todos a la vez, para escucharse en lo más hondo y lo más íntimo. Al contraluz, un verdugo pese a sí mismo, un alcalde desde el balcón, un pobre en la mesa... y un variopinto coro disfrazado de falsa sevillanía para burlar la censura de un país atontado en el duermevela de una dictadura inacabable. Remirar el cine de este valenciano al que tanto debemos es hacer un ejercicio de autoconocimiento ahora que la crisis nos está dejando como nuestras madres nos trajeron a este mundo, a este circo al que sólo se puede comprender casi definitivamente desde el esperpento.

Metáfora, Matilde, Andalucía

Decía el filósofo Ortega y Gasset que la metáfora era una forma de aprehender el mundo, las ideas, y que había metáforas tan gastadas que ya no nos dábamos cuenta de estarlas utilizando. Es verdad. Ahí están las frases hechas y los imitadores de Manrique con todos sus ríos desembocando en la mar. Pero hay una actitud vital –del mismo vitalismo que hablara Ortega, me da igual– que genera metáforas conforme se vive, y y eso ocurre mucho en Andalucía, en los pliegues a la sombra de esta tierra nuestra que a veces conocemos poco, deslumbrados por los focos malitencionados del oficialismo ramplón. En una conversación que hoy publica El Correo de Andalucía entre Miguel Poveda y Matilde Coral, ésta suelta perlas como las siguientes:
[Refiriéndose a determinadas innovaciones demasiado innovadoras en el baile flamenco]: "También hace falta un poquito de limpieza. Hay mucho enchufado. Lo siento mucho, pero soy una espectadora y veo muchas cosas que, yo que soy bailaora hasta que me muera, creo que están fuera de lugar. Cosas que no las entiende ni el Espíritu Santo. De pronto ves el mascarón de proa de un barco vikingo en la escena y dices ¿esto qué es? O ves al Ku Klux Klan".
[O sobre el tópico de que el franquismo denigró el flamenco y a sus artistas]: "Todo dependía de quién hiciera la fiesta y de los elementos que fueran. Porque los artistas hemos buscado siempre lo mejor. Lo que no podemos es achacarlo todo al mismo costillar. Claro que el franquismo hizo daño, porque era su misión. Pero yo he vivido la época franquista y he pasado por el fango sin mancharme".
¡Ole, ole y ole! Eso es vivir en la metáfora. No me digan que no estamos ante Bernarda Alba resucitada.