Son jóvenes capaces, no como los del JASP que formaban parte de un mundo publicitario que se iba al garete en cuanto se cambiaba de canal, sino competentes en la sociedad real que les ha tocado vivir. Con padres trabajadores, familias corrientes, de mi pueblo, y deberes diarios encomendados por maestros y profesores en colegios públicos, de los que tienen un recreo en el que los chavales juegan al fútbol y comen bocadillos de chorizo o mortadela. No hace tanto que se llevaban una tarde terminando con esmero un trabajo manual con lanas o paneles. No hace demasiado que se desvivían por un examen de química al día siguiente. Parece que fue ayer cuando vieron la nota de selectividad, cuando entraron por vez primera en aquella facultad que no se parecía a las de las películas americanas sino más bien a su instituto pero con más metros cuadrados. Me refiero a los proclamados Jóvenes del Año por el Ayuntamiento de mi pueblo: el bioquímicio Manuel Adrián Troncoso; el matemático Enrique Fernández Nieto; y el físico José Antonio Lay Valera.
El Ayuntamiento, esta vez sí, ha acertado. Son jóvenes y merecen nuestra admiración y nuestro aplauso. No hace mucho que criticábamos en este blog la política palmera del mismo Consistorio consistente en jalear a adolescentes cuyo único mérito era pasear su insufrible ignorancia supina por la tele por la que pasa cualquier hazmerreír o a novilleros cuyo mérito, en todo caso, no coincide con los criterios y expectativas de la inmensa mayoría de los chavales que miran el futuro con ganas de cambiarlo.
Parece ser que, aunque no lo reconozcan nunca, en el Ayuntamiento han tomado buena nota de nuestras consideraciones. Han cambiado el chip. Y nos alegramos.
Estos currículos sí merecen ser espejos para los jóvenes del porvenir, que ya está aquí:
El bioquímico Manuel Adrián Troncoso, de 32 años y casado, trabaja en el departamento de Biología de Plantas de la Universidad de Michigan. Fue Premio Extraordinario en Bioquímica por la Universidad de Sevilla y realizó dos estancias en las universidades de Montreal y Oxford en 2007 y 2008, respectivamente. El año pasado obtuvo una beca predoctoral del Instituto de la Grasa, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su trabajo está enfocado en el estudio de la síntesis de aceites en las plantas para conocer cómo las semillas y otros tejidos fabrican y acumulan los ácidos grasos que forman el aceite y que tienen relevancia tanto en la alimentación como a nivel industrial y energético.
El doctor en Matemáticas Enrique Fernández Nieto, de 32 años, casado y con dos hijos, es profesor contratado en la Universidad de Sevilla. Obtuvo el Premio a la Mejor Tesis Doctoral del Ayuntamiento de Sevilla y ha participado en 14 proyectos de investigación y desarrollo y en 28 publicaciones científicas. La más conocida y divulgada en todo el mundo es su propuesta de modelo matemático para predecir tsunamis y avalanchas submarinas, en la que trabaja desde hace más de cinco años. Cuenta con gran experiencia en organización de actividades de I+D y ofrece charlas a estudiantes de Secundaria Y Bachillerato sobre cómo aplicar las Matemáticas a la vida real.
El físico José Antonio Lay Valera, de 23 años, forma parte desde enero del grupo de investigación de Física Nuclear Básico del Departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Sevilla para realizar su tesis doctoral, que versará sobre el estudio teórico de reacciones con núcleos exóticos. Este año ha recibido el Premio al Mejor Expediente de su promoción otorgado por la Real Maestranza de Caballería y en 2008 realizó un estudio en el Instituto de Física y Astronomía de Orus, en Dinamarca.
Con gente así, el futuro puede empezar a ser lo que un día imaginamos. Aunque estemos en crisis. Justamente la crisis nos ha depurado de frivolidades. Y saldremos de ella, tarde o temprano, gracias a la innovación de gente como ésta.
1 comentario:
Esto ya es otra cosa...
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