sábado, 8 de mayo de 2010

Gracias, Paco


Felicidades, Paco:

Yo también fui uno de los millones de aficionados al flamenco que asomó la cabeza a esa cueva deslumbrante del ritmo y el duende a través de tu guitarra.

También yo me apasioné con el flamenco gracias a tu manera eléctrica de entender la bulería, la rumba y el tango; a tu forma candenciosa y aplastantemente humana de realizar la soleá, el taranto y el fandango.

Un servidor, como muchos, se deslizó por ti hacia la maravillosa y melodiosa senda de la música española y descubrí a don Manuel de Falla, al Niño Ricardo, a doña Marifé de Triana y a tantos genios que no lo hubieran sido para mí sin tu mano milagrosa.

Contigo descubrí a Camarón, y luego, con el tiempo, me seguí quedando contigo, escondido contigo tantas veces detrás de tu corazón malherido por seis espadas, en los días lluviosos, en las noches con música de fondo, en lo hondo.

Ahora te hacen Doctor Honoris Causa de la Música en el Berklee College of Music de Boston al considerar aquellos maestros allende el océano que tu música y tu visión artística "han influido a varias generaciones de músicos y han contribuido a difundir el flamenco entre un público internacional". Evidentemente, se quedan cortos. Cortísimos para tu toque tan largo... Qué hubieran dicho tu padre, Antonio Sánchez, y tu madre, Lucía Gomes 'la Portuguesa'...

Tu toque encierra el flamenco como arte trino y mucho más. Tu toque es la música española, concentrada como en un frasco de perfume carísimo, de valor incalculable. Tal vez porque lo que has hecho no se puede pagar, tu corazón rezuma humildad, que es la única forma de afrontar tanta grandeza, y así sueltas perlas como ésta: "Nunca hubiera venido hasta aquí para mi orgullo personal, pero es que detrás de todo esto se abre una nueva puerta al flamenco. Que una Universidad como ésta reconozca así nuestra música es una maravilla, porque llevo muchos años luchando para que cosas así ocurran”.

Tu sueño se ha cumplido, y el de muchos de los que amamos profundamente el flamenco, aunque ya hemos visto cuál ha sido tu mejor premio. Natural: “El mejor premio que me ha concedido la vida es darme una guitarra y un padre que me la pusiera en las manos, porque me ha ofrecido la capacidad de poder expresarme con el resto del mundo sin utilizar la palabra”.

¡Ole!

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