No nos moverán, es lo que dicen en esas plazas que ya no sólo se llama del Sol, sino también de cualquier luna en todas las latitudes de esta España nuestra que sale en los periódicos de medio mundo, como hace unos meses salían los egipcios o los tunecinos, aunque aquí nadie tenga enfrente una dictadura ni un pelotón de fusilamiento. Más cornás da el hambre, que dijo aquel torero, que también los toreros han dicho frases célebres, y por eso perdurarán, no por las cornadas ni por sus puertas grandes o chicas.
Ni grande ni chica es la salida que encuentran los de 'Democracia real, ya', indignados con toda la razón del mundo por el ausente cartel de 'No hay salida' construido a partes iguales por todos los agentes del Sistema, ese bicho kafkiano que cada vez nos asusta más a todos. También ustedes habrán visto esa leyenda en camiseta de "Sin curro, sin casa, sin pensión, sin miedo". La gente que no tiene nada que perder, que por desgracia es muchísima, cada día más, no tiene más remedio que acudir a la plaza más próxima para gritar su indignación, su frustración. Es lo que le dicta el corazón, sí, pero también la razón, el estómago y el bolsillo vuelto del revés, en mueca burlona contra la subida de la luz, la hipoteca crecidita y el carrito de la compra.
Los medios de la derecha andan diciendo que todo esto es una maniobra del PSOE, que es una cortina de humo para tapar el paro y todo lo demás. Argumento manido que no se creen ya ni los de Intereconomía, predispuestos desde el principio hasta no sabemos cuándo a resaltar el olor a marihuana de las acampadas. En estos campamentos civiles olerá a lo normal: marihuana, puede ser, pero también a pis, a sudor, a pie, a plástico, a lluvia desubicada. Pero eso no es más que quedarse en la irritante anécdota, que a estos dinasuarios les conviene para no despertar de su sueño comodón, para no darse de bruces con lo viejo que son, con lo vistos que están, con lo nerviosos que se ponen cuando tanta juventud de este planeta, y no de otro como ellos, sale a la calle digan lo que digan los demás.
También el PSOE maquilla su discurso con pinceladitas de última hora. "Hay que escuchar, hay que ser sensibles", ha dicho Zapatero. A buenas horas mangas verdes. La Chacón intenta también apoderarse del espíritu de la acampada, como si ella no hubiera salido aún de aquel otro picnic parisino de otro mayo de hace más de cuarenta años. El viejo Rubalcaba es prudente, y lo demuestra con sus manitas hechizantes.
Lo del PP es para troncharse. Unas pensando en los geos para que barran tanta cochambre. Otros aprovechando paralelismos inventados para argumentar que los de las plazas y ellos quieren lo mismo: echar al gobierno. ¡No, señor Pons, no! Los de las acampadas quieren echar al gobierno y a usted y a los de más allá, quieren acabar con ustedes los profesionales del atril, las ruedas de prensa sin preguntas y los sueldazos por la cara. Los de las acampadas están redactando ya verdades como puños y frasecitas de sentido tan común tan común que a ninguno de ustedes se les había ocurrido nunca.
En IU, otros que mejor bailan. En peligro de extinción por méritos propios, ahora quieren agarrar micrófono y abrazar a estos hermanos suyos de la indignación absoluta. Pero, hombre, a dónde vais. Esto ya no es izquierda ni derecha. Esto ya no es progresismo ni conservadurismo. Esto ya no se llama proletariado ni plusvalía. Todo se lo llevó el carajo. Y vuestros mítines decimonónicos se venden a precio de saldo en una tienda de antiguallas.
Ayer eran Madrid, Barcelona, unos pocos en Sevilla y Granada. Poco más. Hoy son todas las capitales de provincia y las portadas de todos los periódicos de Occidente. Ahora la junta electoral dice que prohibido. Los de 'Democracia real, ya' dicen que tururú.
A ver qué va a pasar con el voto, porque hoy por hoy es lo único que sirve. Eso de no ir a votar puede ser un arma que se dispara por la culata, porque en los comicios no hay ningún mínimo para considerarlos válidos, ¿verdad? Si en vez de un 70% de votantes, va un 50%, esa mitad decide. ¿Y si va un 35%? ¿Y si fuera un 15% solo? ¿La Ley de D'Hont o alguna otra dice algo de eso?
Me voy a la cama en una noche histórica. Habrá que seguir su curso por el trazado de sus estrellas.
Ni grande ni chica es la salida que encuentran los de 'Democracia real, ya', indignados con toda la razón del mundo por el ausente cartel de 'No hay salida' construido a partes iguales por todos los agentes del Sistema, ese bicho kafkiano que cada vez nos asusta más a todos. También ustedes habrán visto esa leyenda en camiseta de "Sin curro, sin casa, sin pensión, sin miedo". La gente que no tiene nada que perder, que por desgracia es muchísima, cada día más, no tiene más remedio que acudir a la plaza más próxima para gritar su indignación, su frustración. Es lo que le dicta el corazón, sí, pero también la razón, el estómago y el bolsillo vuelto del revés, en mueca burlona contra la subida de la luz, la hipoteca crecidita y el carrito de la compra.
Los medios de la derecha andan diciendo que todo esto es una maniobra del PSOE, que es una cortina de humo para tapar el paro y todo lo demás. Argumento manido que no se creen ya ni los de Intereconomía, predispuestos desde el principio hasta no sabemos cuándo a resaltar el olor a marihuana de las acampadas. En estos campamentos civiles olerá a lo normal: marihuana, puede ser, pero también a pis, a sudor, a pie, a plástico, a lluvia desubicada. Pero eso no es más que quedarse en la irritante anécdota, que a estos dinasuarios les conviene para no despertar de su sueño comodón, para no darse de bruces con lo viejo que son, con lo vistos que están, con lo nerviosos que se ponen cuando tanta juventud de este planeta, y no de otro como ellos, sale a la calle digan lo que digan los demás.
También el PSOE maquilla su discurso con pinceladitas de última hora. "Hay que escuchar, hay que ser sensibles", ha dicho Zapatero. A buenas horas mangas verdes. La Chacón intenta también apoderarse del espíritu de la acampada, como si ella no hubiera salido aún de aquel otro picnic parisino de otro mayo de hace más de cuarenta años. El viejo Rubalcaba es prudente, y lo demuestra con sus manitas hechizantes.
Lo del PP es para troncharse. Unas pensando en los geos para que barran tanta cochambre. Otros aprovechando paralelismos inventados para argumentar que los de las plazas y ellos quieren lo mismo: echar al gobierno. ¡No, señor Pons, no! Los de las acampadas quieren echar al gobierno y a usted y a los de más allá, quieren acabar con ustedes los profesionales del atril, las ruedas de prensa sin preguntas y los sueldazos por la cara. Los de las acampadas están redactando ya verdades como puños y frasecitas de sentido tan común tan común que a ninguno de ustedes se les había ocurrido nunca.
En IU, otros que mejor bailan. En peligro de extinción por méritos propios, ahora quieren agarrar micrófono y abrazar a estos hermanos suyos de la indignación absoluta. Pero, hombre, a dónde vais. Esto ya no es izquierda ni derecha. Esto ya no es progresismo ni conservadurismo. Esto ya no se llama proletariado ni plusvalía. Todo se lo llevó el carajo. Y vuestros mítines decimonónicos se venden a precio de saldo en una tienda de antiguallas.
Ayer eran Madrid, Barcelona, unos pocos en Sevilla y Granada. Poco más. Hoy son todas las capitales de provincia y las portadas de todos los periódicos de Occidente. Ahora la junta electoral dice que prohibido. Los de 'Democracia real, ya' dicen que tururú.
A ver qué va a pasar con el voto, porque hoy por hoy es lo único que sirve. Eso de no ir a votar puede ser un arma que se dispara por la culata, porque en los comicios no hay ningún mínimo para considerarlos válidos, ¿verdad? Si en vez de un 70% de votantes, va un 50%, esa mitad decide. ¿Y si va un 35%? ¿Y si fuera un 15% solo? ¿La Ley de D'Hont o alguna otra dice algo de eso?
Me voy a la cama en una noche histórica. Habrá que seguir su curso por el trazado de sus estrellas.
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