La primera vez que nos reunimos en ese patio de la recién estrenada Casa de la Cultura de mi pueblo, en la calle Real, yo ni sabía lo que era el Parnaso. Lo tuve que buscar, y entonces sentí el regusto que deben de sentir los poetas cuando se sienten poetas, con musas o sin ellas. Corría el verano de 1999, y éramos demasiado jóvenes, al menos yo, para estar seguros de que aquella primera cita con aficionados a la poesía que nos creíamos Baudelaire iba a tener continuación no al mes o al año siguiente, sino casi 12 años después, cuando la inmensa mayoría de quienes nos reunimos aquella vez bajo la batuta de Manuel María Rosal Núñez, director de la revista del Postismo 'Vesilda', estamos ya en otras mil cosas. Los que hemos aparecido de nuevo tenemos la certidumbre de que esta vez el entusiasmo va a durar más, porque conocemos a más gente, porque hemos sufrido un período desproporcionadamente largo de sequía cultural y porque nuestra voluntad es reunirnos con toda la gente que, culturalmente hablando o escribiendo o cantando, tiene algo que decir en este rincón de la marisma tangencial.
Esta vez no ha sido Manuel María, quien en aquella época de 'Vesilda' sólo tenía veintipocos años pero fumaba Ducados y se creía un poeta maldito, y la verdad es que escribía muy bien, sino su padre, militar jubilado de la Marina bregado en el exilio pequeño de San Fernando, Victoriano Rosal, quien ha prendido la mecha de la ilusión humanista. A mí me ha enrolado en tal empresa poética y heme aquí que organizo con él también la próxima cita: para el 29 de junio. A las nueve de la noche. Por supuesto que está usted invitado, o invitada.
Creo que lo dejé meridianamente claro en la noche de la segunda velada que era como la primera porque fue como una vuelta a empezar, otro Patio del Parnaso pero más viejos y con más ganas de que no fuéramos sólo poetas, sino cineastas, pintores, narradores, cantaores, fotógrafos y lectores porque sí, entre otros perfiles varios que irán aumentando en las próximas quedadas, como por ejemplo esta del 29 de junio a la que insisto en invitarles. Quiero decir que dejé suficientemente claro que no estábamos allí porque hubieran ganado unos o perdido otros en las elecciones municipales de tres días antes, ni porque nos consideráramos una secta, o un club, o una religión exquisita, sino simple y llanamente porque nos daba la gana, porque Victoriano me lo propuso a mí y yo se lo propuse a no sé quién y la cosa fue cobrando fuerza hasta que el Patio de la Casa de la Cultura se llenó con medio centenar de entusiastas de la Cultura de verdad. Si la cosa no sigue funcionando, pues no nos reunimos más y punto. A otra cosa mariposa. Nadie cobra un duro ni va por compromiso alguno, sino porque alegra reunirse con amigos a la luz de la Palabra y el sabor arrastrado y cálido de la manzanilla. Sólo por eso.
Ahora que mucha gente ha visto el primer resultado por la televisión local, crecen los entusiastas para sumarse. Qué bien. El tema del próximo Parnaso tendrá que ver con los demonios como fuerzas creadoras, particularmente en nuestra ancha Andalucía. De la cita del pasado 25 de mayo hemos aprendido que la manzanilla hay que repartirla antes.
Todas las noches se aprende algo.
1 comentario:
Pues ahí estaré, siempre que las circunstancias no lo impida como ocurrió el pasado 25 mayo, nos vemos y gracias por este detalle informativo. No estaría mal que subieras algunas fotos de ese día, saludos
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