viernes, 23 de marzo de 2012

Simientes

Cuando mi padre se subía a los tejados para pintar cualquier hastial, arrancaba malas hierbas y a veces incluso flores tiernas o plantas curiosas y aromáticas que habían nacido incomprensiblemente entre las uralitas o los pegotones de cemento contra los muros. Yo de pequeño le preguntaba cómo era posible la vida a esas alturas, y él me daba una clase acelerada de fecundación vegetal y airosa. "Cualquier pájaro come simiente en el campo y luego caga por aquí". Creo recordar que me lo dijo en el corral de mi abuela Modesta cuando yo apenas tenía cinco años, pero jamás se me ha olvidado su manera acelerada y sencilla a la vez de explicar el ciclo de la vida.

Esta mañana me he tenido que acordar de aquella lección gracias a un paralelismo mucho más burdo. Cuando me he acercado al coche, he visto propaganda electoral en el limpiaparabrisas. No me ha dado tiempo quitar el papel y he arrancado el motor. Por la carretera de la marisma, el viento me ha descubierto que no era un papelito, sino tres o cuatro, alboratados con la velocidad. A muchos kilómetros de casa, he leído al trasluz que el papelito anunciaba catástrofes si votabas al adversario. Pero conforme el coche avanzaba, no han resistido el agarre del limpiaparabrisas y se han ido escapando violentamente hasta las cunetas y los trigales. Entonces he pensado, acordándome de mi padre subido al tejado, que cualquier político caga en mi coche y sus heces acaban por el campo. Vaya simientes.

No hay comentarios: