martes, 5 de agosto de 2008

Perclorato en Marte


Las últimas exploraciones marcianas por parte de terrícolas han concluido que en el Planeta Rojo hay agua, aunque hasta ahora sólo la han descubierto helada, y rastros de perclorato, una sustancia de contenido oxidante que por aquí utilizamos, entre otras cosas, para tirar cohetes y fuegos artificiales, que es una manera artificiosa de acercarnos al firmamento inexplorado y misterioso.


Los hallazgos se deben a la sonda Phoenix de la NASA, poderosa institución norteamericana que sigue empeñada en escarbar en Marte en busca de algún terrón colorado que nos diga algo, es decir, que nos dé pistas sobre la posibilidad de que en el planeta vecino haya vida. Este término, biológicamente hablando, nos resulta más ajeno de lo que pudiéramos pensar, pues llevamos siglos imaginando bichos verdes de un solo ojo, parecidos tal vez a un pulpo gigante con timbre de robot y rayos maliciosos. El cine, de cuyas secuencias legendarias no podemos desprendernos, puede haber contribuido a que, si algún día encontrásemos un rastro de vida en Marte, nos sintamos profundamente defraudados. Puede que los científicos punteros den saltos de alegría, en el éxtasis alucinado de su encierro de probeta, pero nosotros, la gente corriente, demandaremos una prueba marciana de viscosa evidencia, algún milagro estelar que nos deje boquiabiertos al reproducir el numerito en el YouTube.


Tanto el hielo como el perclorato parecen reducir las posibilidades de que haya marcianos, pero los terrícolas de la NASA, cabezones como terrícolas que son, van a seguir escarbando, como los chiquillos tozudos en la playa, en busca del agua que puede acrecentar la esperanza de vida en el más allá.


Más acá, la esperanza de vida en África -en cuesta abajo- ronda ya los 45 años. Pero en África, escenario de memorias de safaris en blanco y negro, hay poco que escarbar. Ni siquiera petróleo. El negocio del futuro, haya vida o no, pasará por los cruceros espaciales para turistas millonarios. En África quedan el hambre y las moscas. Y una putrefacta conciencia del Occidente ricachón que no hace mucho la dividió con escuadra y cartabón. Puta vida.


2 comentarios:

Fae dijo...

Puta vida, puta vida. Desde pequeño me llamaba la atención los miles de millones que se gasta la NASA para darse dos vueltecitas por ahí o escarbar en un cercano planeta con un robot último modelo,quizás porque sería habitable un día ofertado en parcelas.Una pregunta de 6º de Primaria. Cuando los notas estos descubren el agua, el perclotato, que Plutón ya no es planeta... ¿qué hacen después? Vamos, puta vida, que todo eso como que no nos vale de mucho, no.

Anónimo dijo...

ESO SI,SIN CARECER DE PELOS LO VEO VENIR, PERCLORATO AGUA,HIELO,CERVECITA,ETC....PARA AUTOCONVENCERSE DE LA POSIBILIDAD ETERNA DE PODER VIVIR EN MARTE,PERO YO ME PREGUNTO ¿HASTA CUANDO Y HASTA DONDE ESTARA EL LIMITE DE LOS PAMPLINAS? QUE SE MIREN DE UNA VEZ AL ESPEJO HABER SI SE LE CAEN LA CARA DE VERGUENZA,Y MIREN A LOS PAISE DEL TERCER MUNDO Y LES FACILITE EL PLACER TAN PRECIADO COMO SU NOMBRE INDICA,LA VIDA,Y LES AYUDE A LEVANTARSE CADA DIA Y DARLES LA OPORTUNIDAD ALGUNA VEZ DE FORMARSE Y PREPARARSE PARA ESTA ETAPA,PORQUE AQUI EN LA TIERRA TAMBIEN HAY QUIEN NO RESPIRA DEL AIRE,NO BEBE DE SU AGUA,Y NO SE ALIMENTA DE LA TIERRA.¡QUE LASTIMA DE PERCLORATO EN MARTE! POR FAVOR QUE EL TERCER MUNDO DEJE DE LLAMARSE ASI ALGUNA VEZ