El surrealismo tiene presente. Rezando en USA y con el mazo dando en Spain, la atracción ridícula de nuestros gobernantes por el mandamás yanqui de turno acaba de demostrar otra perla para la antología del despropósito. Cuando nos querían hacer creer que la oración era políticamente incorrecta, resulta que es políticamente rentable. El cinismo tiene futuro.
ZP ha corrido a postrarse ante Obama y la secta de ultracatólicos que maneja por allí el cotarro. No importa que por aquí progresemos hacia el laicismo y la sociedad plural y la democracia del estado aconfesional y el estado de derecho de un país moderno que intenta sacudirse los lodos del nacionalcatolicismo, luchando por que las clases no tengan que estar presididas por un crucifijo. Eso no importa demasiado en Central Park ni en la Casa Blanca, donde ZP debe de imbuirse de valores patrióticos ajenos salpimentados por los versículos de la Biblia de pasta dura del tío Sam.
Ante la cara beatífica de Michelle Obama, a ZP se le deben de olvidar sus broncas con Rouco, los manifestantes contra el aborto y las familias que rezan unidas y se le oponen tras la pancarta por Madrid o Valencia. Qué lejos queda la Cibeles cuando uno se codea por Washington con los principales congresistas made in America. Una cosa es luchar por derogar los privilegios del altar (que no del trono) en esta España nuestra y otra muy distinta asistir a un desayuno de oración nada más y nada menos que con el presidente Obama, que es una marca en sí mismo para luchar contra las encuestas funestas del CSIC. Si a ZP lo va a recibir Obama (aunque éste no devuelva la visita o tache de su agenda su paso por nuestro país por irrelevante, como hizo el señor Marshall) ZP reza lo que sea, no lo que sabe, que no es mucho, sino lo que le escriban sus asesores, que han perdido las pestañas buscando un fragmento del Antiguo Testamento que le cuadrara al talante de José Luis y se han tropezado con uno que versaba sobre trabajadores y asalariados del Deuteronomio, ese polvoriento colofón del Pentateuco del que nuestro presidente a lo peor ni siquiera había oído hablar jamás, y que en su jornada traslántica le sirvió de antesala mítica para engrasar la maquinaria diplomática frente a unos sindicatos lights que le preparaban una huelga general pero que se arrepintieron antes de que el gallo cantara una vez tan sólo, pues se chocaron ante la irresistible oferta diseñada por los asesores de siempre de reducir los días de pago de los empresarios a los currantes en caso de despido de 45 a 33 con el eslogan inquebrantable de que "los trabajadores no van a perder derechos", no, y tiene razón quien lo repite, sólo van a perder 12 días o el equivalente a esa docena de jornales cuando los pongan de patitas en la calle. Al fin y al cabo, cada día hay menos probabilidad de despido si se tiene en cuenta que los despedidos ganan en número cada día un poquito más, conforme nos acercamos sin escándalo a la cifra de cinco millones de cesantes, como se decía antes.
Ante la repentina vocación bíblica de nuestro presidente, no se entiende qué escrituras ni qué sagrados compromisos firmó con aquella multitud simbólica de jóvenes que le gritaban "no nos falles"; no se entiende qué impulso social se tiene guardado en la manga si el pulso sindical está tan apagado y a la sociedad le va quedando tan sólo el fuelle imprescindible para esperar el maná de esos 420 euros que son como la chatarrilla manoseada del fondo del baúl de los fondos estatales. Ante tanto presidente contrito y humillado, no se entiende nada de nada, con perdón.
- Con otro título (El surrealismo tiene presente), este mismo artículo se publica también en el nº 1.994 del semanario Cambio16.
4 comentarios:
Al final, todo se reduce a eso de: "Nada nuevo bajo el Sol". Ni aquí, ni allí. ¿No crees? Un abrazo chavalote. A ver ti veo pronto y a tu family.
Un abrazo, Manuel, que estás perdío... Tenemos que quedar.
Celebro que usted "progrese hacia el laicismo y la sociedad plural y la democracia del estado aconfesional" y sobre todo que lo escriba usted tan bien. Qué alegría.
Aunque no comparto ni una sola de sus opiniones (salvo cierto aprecio por el cante flamenco y su entusiasmo con el episodio de la ballena, animal que también me fascina -¿y quién en el mundo no encuentra fascinante a la ballena?--) aprovecho para felicitarle, honesta y sinceramente, por su blog, cuya existencia desconocía por completo hasta hoy.
Con una pluma tan grácil como la suya resultará bien fácil poner en marcha una bitácora que espero, aunque la envidia corroa a un servidor, tenga una andadura larga y satisfactoria.
Y como vecino suyo le envío un cordial saludo y le invito a pasar por www.viajesconmitia.com, donde -aunque las letras se nos resistan un poco, la gracia que no quiso darnos el Cielo-- también nos deleita ver pasar las ballenas.
Un abrazo y enhorabuena por su trabajo.
Rastreo sus pistas con cierta inquietud... Pero no acabo de caer en su persona. Me alegra su discurso: no estar de acuerdo conmigo y felicitarme. Es el colmo de la Ilustración. Muchísimas gracias, de verdad.
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