domingo, 25 de noviembre de 2007
Libertinaje digital
Se me quedó grabado en mis tiempos de instituto el título de uno de los libros más famosos de Erich Fromm, El miedo a la libertad. Cuando yo tenía 16 años difícilmente iba a comprender el sentido completo de aquel eslogan que a mí entonces me sonaba a una paradoja sin demasiada trascendencia. Figúrense que por la adolescencia se pasa justamente para no tener miedo a nada, y menos a la libertad. El tiempo se encargó de enseñarme qué significaba aquello. La libertad es un bien tan preciado como peligroso, una espada de doble filo que siempre corta por el peor. Con el advenimiento de las pantallas de las que hemos reflexionado en este mismo blog en más de una ocasión, la libertad de captar trozos de realidad y relanzarlos por todo el globo está a la última. Pero esos trozos de realidad que se graban y se difunden son siempre los más perniciosos, los más crueles, los más asquerosos. Sexo, violencia y cosas peores. La libertad convertida en libertinaje. Lo decían los moralistas y gentes retrógradas a las que ahora habría que darles parte de razón. Ese trozo de razón se lo están dando los malnacidos que vejan a los disminuídos, los faltos de escrúpulo que convencen a niñas para que se desnuden en internet, los perversos que dan palizas a mendigos o a compañeros de clase para reírse frente a la pantalla. Decían mis mayores que no hay cosa más mala que un pobre harto de pan; o que era peor un pobre harto de pan que un rico de toda la vida. Yo añado que no hay cosa más cateta que un cateto con un móvil; o que un cateto con un móvil es insoportable. Los casos de vejaciones grabadas con las cámaras de los teléfonos crecen como la espuma; es la nueva lacra social y va a acabar sustituyendo a la violencia doméstica; en cualquier caso, esta violencia acabará redefiniéndose en tanto que es grabada con cámara morbosa. Mi última preocupación, ¿por qué la mayoría de estos casos se dan en Andalucía y concretamente en Sevilla? ¿Será porque por aquí somos más malos o más catetos?
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2 comentarios:
Mucho que decir sobre este tema. Recuerdo unos versos de Silvio Rodríguez que creo que resumen esta realidad:
"Lo más terrible se eparende en seguida y los hermoso nos cuesta la vida"
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