Todo lo bueno engorda. Lo decían así, poco más o menos, los Amador de Pata Negra, años ha. Lo terrible es que engorden la xenofobia y la desconsideración hacia los demás, como parece ocurrirles a algunos mandatarios del PP de esta querida España nuestra. A mí siempre me ha gustado la manteca colorá y no la rehúso cada vez que me la encuentro en un bar. Incluso una vez compré una buena terrina y me despaché a gusto con tostadas caseras los sábados por la mañana. Sin embargo, desde que he oído el alimento en boca de Miguel Arias-Cañete, el responsable de Economía del PP, ha empezado a darme asco. Por su boca, no por la manteca. El líder popular ha recordado con nostalgia aquellos "camareros maravillosos" que te ponían unas tostadas con manteca colorá, boquerones en vinagre, aceite y otros condimentos de nuestra fantástica dieta mediterránea... La nostalgia lo asalta ahora que la mayoría de los camareros madrileños son inmigrantes y, para su gusto, no son lo mismo. Le ha faltado decir, aunque es evidente que lo piensa, que estos camareros de ahora son una auténtica mierda. En su casposo intelecto ni siquiera cabe el refrán de a falta de pan, buenas son tortas, sino el capricho de recuperar a los camareros de antes... Una cosa así sólo la puede pensar y decir en público un señorito como él, acostumbrado a que le sirvan de una manera concreta, caprichosa y mimosamente... No quiere observar el niño Arias que muchos de aquellos "camareros maravillosos" se convirtieron en empresarios de la hostelería que mandan ahora sobre estos sudacas... Como en los bares no puede echar a la servidumbre, que no es tal, sino personal trabajador, se enfada. Se enfada el niño Arias, porque no le ponen la tostada como a él le gusta, como tal vez se la ponían antes en Madrid, cuando él iba y venía de su Jerez natal, y tenía una trupe de pelotas alrededor... Se enfada niño Arias porque aquí va a parecer que todos somos iguales, no ya camareros y servidos, sino españoles de bien e inmigrantes de usar y tirar... Pero qué es esto, por dios, deben de exclamar cuando se reúne la peña pepera...
En cuanto he oído la declaración, al hilo de la saturación de los servicios sanitarios por culpa de unos inmigrantes que son los que menos la usan, me he acordado de Los santos inocentes, la novela de Miguel Delibes que llevó al cine Mario Camus y en la que el señorito Iván usa a Paco, el Bajo, como perro de caza... Cuando el perro no le sirve porque se parte una pierna, tira del hijo, el Quirce, pero el niño ya no era lo mismo: tenía la dignidad intacta y no le hacía la pelota como era debido. Y eso cabreaba al señorito Iván.
La derecha más rotunda, que aflora cada día en este partido que ensalzan los ultraconservadores de Berlín, se va convirtiendo en la vergüenza de España, con sus costumbres y sus misas de doce. Se saltaron, como personas y como políticos, el pasaje evangélico en el que Jesús de Nazaret, ese desconocido, dice aquello de que vino a servir y no a ser servido.
El Evangelio que diga lo que quiera. El niño Arias, con barbas de papá noel, quiere su tostadita con manteca colorá.
En cuanto he oído la declaración, al hilo de la saturación de los servicios sanitarios por culpa de unos inmigrantes que son los que menos la usan, me he acordado de Los santos inocentes, la novela de Miguel Delibes que llevó al cine Mario Camus y en la que el señorito Iván usa a Paco, el Bajo, como perro de caza... Cuando el perro no le sirve porque se parte una pierna, tira del hijo, el Quirce, pero el niño ya no era lo mismo: tenía la dignidad intacta y no le hacía la pelota como era debido. Y eso cabreaba al señorito Iván.
La derecha más rotunda, que aflora cada día en este partido que ensalzan los ultraconservadores de Berlín, se va convirtiendo en la vergüenza de España, con sus costumbres y sus misas de doce. Se saltaron, como personas y como políticos, el pasaje evangélico en el que Jesús de Nazaret, ese desconocido, dice aquello de que vino a servir y no a ser servido.
El Evangelio que diga lo que quiera. El niño Arias, con barbas de papá noel, quiere su tostadita con manteca colorá.
3 comentarios:
tiene usted pensamiento de fachilla.
¿Fachilla? O usted no ha entendido mi reflexión o le falta inteligencia para pillar la ironía o el fachilla es usted. No se me ocurren más posibilidades.
Hombre, Álvaro, yo fallicha no te veo, la verdad.
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