El guirigay del aceite de girasol ha demostrado dos axiomas: que cuando los poderosos dudan por la mínima toman medidas radicales para no cogerse los dedos y que la víctima facilona siempre es el hombre del campo y lo que sigue. Cuando el ministro de las células madre, el señor Bernat Soria, tuvo conocimiento de determinados agujeros negros en la importación del aceite ucraniano, debería haber puesto en marcha inmediatamente un resuelto equipo técnico que detectara la partida y las marcas concretas aquel mismo día. Pero tal vez el problema sea que tal equipo no existe. Por eso se optó por dar la voz de alarma en los medios de comunicación para que el personal tirara las garrafas de aceite a la basura, los supermercados las retiraran de las estanterías y el mercado quedara tocado de un ala, tal y como les sucedió a los ganaderos con la pesadilla de las vacas locas, la gripe aviar y otras gripes o pestes de la irresponsabilidad política de la última década. Ahora resulta que ni los aceites eran tóxicos ni había riesgo en la práctica desde el principio, pero ya será difícil limpiar las manchas aceitosas de la calumnia generalizada.
Eso a los políticos no parece importarles nada. En este caso son los del PSOE; en otros fueron los del PP. En economía del trabajador, dos caras de la misma moneda. Ahora, que cada palo aguante su vela y el gobierno la de la nadie. Determinadas marcas de aceite deberán pagarse campañas publicitarias para recuperar la confianza del consumidor. Y si no lo consiguen, que cierren, ¿no? Ah, no, ya vendrá algún ministro salvador a conseguir que empresas extranjeras se instalen para producir mileuristas.
Ya.
Eso a los políticos no parece importarles nada. En este caso son los del PSOE; en otros fueron los del PP. En economía del trabajador, dos caras de la misma moneda. Ahora, que cada palo aguante su vela y el gobierno la de la nadie. Determinadas marcas de aceite deberán pagarse campañas publicitarias para recuperar la confianza del consumidor. Y si no lo consiguen, que cierren, ¿no? Ah, no, ya vendrá algún ministro salvador a conseguir que empresas extranjeras se instalen para producir mileuristas.
Ya.