Si hay algo que no me gusta de los socialistas actuales es su empeño por dar propinas por todo sin ser conscientes de que la calderilla que reparten se la quitan a unos ciudadanos para dárselas a otros. Como los bandoleros, aunque el travase de aquéllos era de los ricos a los pobres y en el caso que nos ocupa se pasa dinero de los trabajadores a otros ciudadanos que se ajustan al perfil que se le antoje al gobierno. Los socialistas dan dinero a las madres por parir, a las madres solteras más aún (con lo que impulsa la pareja sin hechos ni nada, que es mucho maś rentable), a los bachilleres que prometen no estudiar sino lo necesario para pasar de curso con cuatro suspensos, y hasta a los profesores que aprueben a más alumnos, como si costara algún esfuerzo pintar un suficiente o un sobresaliente (casi las mismas letras tienen) en las notas de los golfos. Aquí todo el mundo recibe un plus por obedecer las estrategias gubernamentales. Pero lo que ya no hubiera imaginado jamás es que el presidente de nuestra Junta, el socialista Manuel Chaves, prometiese ahora también una propina a los médicos que no tengan escrúpulos para practicar abortos. Qué rudo me pongo, por favor. Así no lo ha dicho nuestro presidente, sino que habla de establecer "unidades singulares específicas" (¡no entiendo la confluencia de ambos adjetivos en el mismo sintagma nominal!) y de "incentivos a los médicos que no aleguen objeción de conciencia", que son muy puñeteros estos profesionales que todo el día están con lo de la conciencia, como si la conciencia cotizase en bolsa ni ná.
A raíz de los alarmantes casos de abortos en clínicas de Madrid y Barcelona, a los socialistas se les enciende la lamparita de su ideario para proponer lo de siempre: si de todas formas van a abortar, regulemos el aborto más allá de los tres supuestos existentes, que ya están muy anticuados (violación, malformación de la cría, peligro de muerte para la madre, todo con sus respectivos plazos). Zapatero, vapuleado por algunos medios incluso afines, se da cuenta de que no se puede sacar de la manga una regulación legal en este sentido tan serio a menos de tres meses de las generales y zanja el asunto para después. Y entonces sale Chaves, que es presidente del partido y puede decir lo que quiera, para anunciar esto de los abortos en la sanidad pública y las propinas a los médicos que no pongan impedimentos, pues se trata, dice el presidente andaluz, "de los derechos de la mujer a su salud sexual y reproductiva". Ni entiendo lo de salud ni lo de unir aquí sexual con reproductiva, cuando la política moderna nos ha enseñado siempre a diferenciar ambos conceptos. En cualquier caso, la conceputalización se queda ahí; nada se argumenta del derecho no ya a salud, sino a la vida del bebé, y mucho menos de los facultativos a no contribuir con determinados asesinatos y seguir cobrando lo mismo que sus compañeros que sí lo hagan. Debe de ser porque el aborto, como dijo en su día el gran filósofo Julián Marías, se ha colado en los valores de la sociedad moderna como algo tan natural como la pastilla anticonceptiva o el ADSL, herramientas de andar por casa. Quienes lo tendrán interiorizado serán los médicos de esas clínicas barcelonesas que metían al sietemesino recién abortado en una trituradora para hacer cremitas hidratantes. Deberían pasarse ahora a la sanidad pública para incrementar su salario.
A raíz de los alarmantes casos de abortos en clínicas de Madrid y Barcelona, a los socialistas se les enciende la lamparita de su ideario para proponer lo de siempre: si de todas formas van a abortar, regulemos el aborto más allá de los tres supuestos existentes, que ya están muy anticuados (violación, malformación de la cría, peligro de muerte para la madre, todo con sus respectivos plazos). Zapatero, vapuleado por algunos medios incluso afines, se da cuenta de que no se puede sacar de la manga una regulación legal en este sentido tan serio a menos de tres meses de las generales y zanja el asunto para después. Y entonces sale Chaves, que es presidente del partido y puede decir lo que quiera, para anunciar esto de los abortos en la sanidad pública y las propinas a los médicos que no pongan impedimentos, pues se trata, dice el presidente andaluz, "de los derechos de la mujer a su salud sexual y reproductiva". Ni entiendo lo de salud ni lo de unir aquí sexual con reproductiva, cuando la política moderna nos ha enseñado siempre a diferenciar ambos conceptos. En cualquier caso, la conceputalización se queda ahí; nada se argumenta del derecho no ya a salud, sino a la vida del bebé, y mucho menos de los facultativos a no contribuir con determinados asesinatos y seguir cobrando lo mismo que sus compañeros que sí lo hagan. Debe de ser porque el aborto, como dijo en su día el gran filósofo Julián Marías, se ha colado en los valores de la sociedad moderna como algo tan natural como la pastilla anticonceptiva o el ADSL, herramientas de andar por casa. Quienes lo tendrán interiorizado serán los médicos de esas clínicas barcelonesas que metían al sietemesino recién abortado en una trituradora para hacer cremitas hidratantes. Deberían pasarse ahora a la sanidad pública para incrementar su salario.
4 comentarios:
De todo lo cual se deduce, amigo Álvaro, que para Chaves y los suyos con dinero se callan conciencias. Qué más da todo lo demás.
Manda carallo, Álvaro y sus amigos peperos de fiesta flamenca a cuenta del aborto. Pues recordemos lo de siempre: Que las mujeres tienen derecho a decidir y que ningún meapila debe mear en ese tiesto. Y de médicos que alegan conciencia para forrarse en la privada, ni hablamos. Menos hipocresia y más dosis de realidad.
Salú.
Tres consideraciones a cuenta del anónimo:
El blog es mío y no de mis amigos.
Mis amigos votan a quien les dé la gana, para eso estamos en democracia, aunque no me importaría insistir en que al PP no se me ocurre votarlo.
La política de Chaves en este asunto me parece horripilante y el comentario que usted hace, demagogo. E hipócrita, por qué no decirlo.
Compañero, se me olvidó decirte que permitir los comentarios anónimos en el blog implicaba la llegada de los que gustan mucho en tirar la piedra y esconder la mano. Les gusta criticar, pero sin dar la cara. Pero bueno.
Publicar un comentario