A Miguel Poveda lo conocí personalmente en 1999, si no recuerdo mal la fecha. Vino a la casa de la cultura de Los Palacios para dar un concierto al que no asistieron más de 40 personas, la mayoría cabales o no de la peña local El Pozo de las Penas. Yo, que entonces trabajaba para la radio-televisión municipal, tuve el privilengio de hacerle una entrevista para la tele y, de paso y como todo quedaba en casa, presentarlo ante aquel reducido público. Me pareció genial, no tanto en sus respuestas más o menos consabidas como en su grito mesurado de flamenco catalán. Algunos años después, se hizo famoso; yo vi su papel en la película La teta y la luna, de Bigas Luna; ha sacado varios discos buenos y es objeto de críticas por entendidos del flamenco. Algunos, como mi admirado Manuel Bohórquez, le echan en cara su falta de duende y que es todo técnica. A mí no me lo parece, sino que más bien creo que se trata de un cantaor que le simpatiza poco a las gentes de aquí abajo por ser catalán, por haber aprendido meticulosamente a cantar y por no dar escándalos de flamenco noctámbulo. A los sureños nos duele en el fondo que un catalán de Badalona venga a cantarnos por lo menos tan bien como si fuera de Utrera o de Cádiz de toda la vida. Desde hace unos años, Miguel Poveda reside en Sevilla. Y, hoy por hoy, es el mejor cantaor que tenemos en Andalucía. Pese a que nos pese.
2 comentarios:
Pues a mí no me emociona ni en discos ni en directo, que lo he visto varias veces. Dicen que es el mejor, pero yo discrepo. Y no porque sea catalán (yo no me fijo en eso)sino porque no me llega, aunque es cierto que es muy buena gente.
Saludos
www.manuguerrero.es
Hombre, es cierto que tiene otro rajo y otra forma de interpretar. Pero si lo escuchas repetidamente, llegas a entenderlo y a gustarte.
Publicar un comentario